miércoles, 1 de febrero de 2012

Me empapé, mi remera se convirtió en un guante, llegué a la parada del colectivo, me saqué la remera (le pido perdón a mis compañeros de techito) la retorcí toda (la remera) y me la volví a poner.

Me suena el celu que estaba todo mojado y escuché una voz ahogada (claro, por el agua) que supe reconocer como la de suegri, me ofrecieron pasarme a buscar con el auto, acepté la oferta y apagué el celular.

Luego de un montón de minutos (señores periodistas, el concepto de "largos minutos" no existe) empecé a dudar si me habían entendido que aceptaba la oferta...

¿Prendo el celu?

¿Explotará?

¡Nahhhh, qué va a explotar!

Igual mejor no lo prendo.

¿Y, suegri? Dónde mier... ahí estaaaa!!!!

¡¡¡Holis!!! ¡¡¡Gracias por venir a buscarme!!!

Ya en la seguridad del auto le saqué la batería al celu y me dispuse a disfrutar del viaje...

...en lancha, por momentos fuimos a la deriva y empezó a meterse agua por las puertas, aaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!! se me mojan las patitas.

En un momento en que el auto hizo pie trepamos a la vereda y vimos como pasaban los autos, o no...

Sobrevivimos, de paso por los de mis suegros, con remera seca, lo dejé secar al celu y por suerte sigue vivo.

En definitiva pasaba para saludarlos y avisarles que llovió, pero mucho...

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