viernes, 29 de febrero de 2008

El taxista enamorado.

A veces uno se sube a un taxi para ir a algún lugar específico y, si tenemos suerte, el taxista puede trasladarnos a lugares maravillosos.

Yo estaba llegando tarde (como es habitual) a una fiesta, y decidí tomarme uno de esos vehículos negros con techos amarillos (sí, un taxi, ¿cómo adivinaron?) para mas detalles fue un Peugeot 504 que se caía a pedazos. Bien, subo al taxi, y pongo mi mejor cara de "no quiero conversar" pero hubo algo que atrajo mi atención, había una tapita amarilla de gaseosa colgando de unos cablecitos... que se yo... era curioso.

El silencio duró apenas 10 cuadras, el taxista ingresó a mi cabeza con: "mira que lindo queda ese balcón en esa esquina" yo respondí con un seco "mhm" y de ahi pasó a describir su casa, su barrio y sin escalas se puso a hablar de su matrimonio de mas de 30 años.

En un semáforo prendió la dicroica (sí, era una dicroica con tapita amarilla) y me mostró la foto de su mujer, no me la mostró en plan de "Je, soy un campeón" si no en plan de "Esta es la mujer con la que quiero estar hasta el día que me muera".

Curiosa historia de amor por cierto, una chica ve a un chico salir a andar en su moto, chica toca el timbre de esa casa desconocida para ella y superando su vergüenza deja un papel con su teléfono a la madre del chico.

El chico, algo extrañado, llama a ese número, y hablan y hablan y hablan. Luego de dos semanas deciden encontrarse, van a cenar y el encargado del lugar tuvo que barrerlos para que se vayan de una vez.

Al mes el chico le entrega una tarjetita que tiene una foto de una playa y dos siluetas y una frase: "No sé hacia donde vamos..." y al dorso "...pero quiero ir con vos." Al tiempo se casaron y tuvieron dos hijos.

Si les pareció demasiado empalagoso o rápido... aprendan a vivir...

Sin intenciones de robar un slogan publicitario (bah... sí) Son tiempos difíciles para el romanticismo. Hoy día te hacen pasar por un scanner, y tus acciones son debatidas por personas que ni te conocen, y es que la gente no está acostumbrada a la transparencia, y un "hola" puede derivar en un tratado psicológico. Estamos viviendo una era de burocracia sentimental.

Es que a veces, repito, a veces, tus amigos, conocidos, y gente que amas, al momento de decirte o preguntarte algo elige el camino de tierra con tal de no pagar peaje, no es que esté mal, pero ese camino de tierra puede hacer que algunas cosas se rompan, cosas que pueden tardar meses o años en ser reparadas y otras que a veces son irreparables, en cambio el peaje es un instante, sí, igual duele, pero hay mas chances de salir entero.

Yo prefiero el peaje, para lo bueno y para lo malo, cuando uno habla claro pasan cosas buenas y malas, pero la incertidumbre desaparece, y a la larga uno es mas feliz aunque se trate de malas noticias.

Si desean ser felices, encontrar a alguien que los quiera, tanto sea amigos/as, novios/as, larguen el librito de psicoanálisis, dejen de analizar esquemas de conducta, miren a esa persona con los ojos abiertos y luego... abran los ojos de verdad, conozcan y déjense conocer.

Cuando me bajé del taxi me di cuenta que el hecho de que ese hombre manejara un Peugeot 504 destartalado era absolutamente irrelevante.

Cello
Alguien que a contramano del mundo por fin encuentra algo de felicidad y cariño.

domingo, 10 de febrero de 2008

Lunes o martes?

Mientras veía al día nacer desde el balcón un brazo alrededor de su cintura le recordó que no estaba solo, habían sido mas de 12 horas de pura sinceridad, muchos besos y el abrazo mutuo hasta dormirse en el sillón del living.

Mirarla a los ojos fue como despertarse a la mañana siguiente del último día de clases, y así agarrados de la mano no hacia falta nada mas, ni música ni televisión, solo el silencio interrumpido por suspiros y besos.

Jamas dos personas tardaron tanto en hacer café, y repasando álbumes fotográficos se fue pasando la mañana, en un parpadeo estaban almorzando y debatiendo sobre el idioma de los perros, mientras ella lavaba él enjuagaba y secaba, juntos esperaron a que se cumplieran las 24 horas mágicas.

Con un largo beso se dijeron hasta luego, sabían que no estaba nada escrito, pero ellos ya habían completado el primer capítulo.