Tus lágrimas caen como hojas en otoño
Y no está bien perderse entre las sombras
Habiendo tanto sol en los jardines de tu alma
Tu pena entristece mi rima y mi voz se opaca
Yo se lo que es tenerle miedo a las palabras
Pero el silencio, aunque discreto, hace daño
Lo viví
Sufrí
Sobreviví
Hermano mío, preferible es
Arrepentirse de haber dicho algo
Que sufrir por haber callado
No seas rehén de la tristeza
No seas cómplice del manipuleo
La alegría hoy mide un metro
Y a veces pide upa
Es tu hijo, dejate inundar por sus risas
Apenas harías pie de tanto amor que te da
Cerrale la puerta a la duda y al tormento
El verdadero amor se esconde en la calma
1 comentario:
Marce, es precioso lo que escribiste, de lo más lindo que leí en tu blog. Totalmente sincero y poético al mismo tiempo: lo esencial es invisible a los ojos y muchas veces lo cotidiano nos pone persianas para que no lo veamos; sin embargo, al poeta se lo define como el adivino: aquel que ve más allá, que ve donde los hombres no logran; y por eso, extrae un lenguaje que muchas veces no es el humano; en este caso, creo que te convertiste por unas líneas en este adivino...¡Felicitaciones por el texto!Y si es tan lindo, es porque realmente sale del corazón.
Un abrazo y un beso grandes.
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